Ash Cities

Ensayo de un ensayo 1

Ensayo de un ensayo: porque es eso, ensayos (tal vez fallidos) de mi escritura torpe, los numero porque espero poner pronto más, conforme se me vayan ocurriendo.

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Ensayo de un ensayo: Urbes

Gabriela Clayton

Acabo de cerrar una revista… la revista donde mes con mes hago un pequeño esfuerzo y aporto con un minúsculo granito de arena, leí una columna/artículo/lo que sea a cerca de vivir en el campo y experimentar la música en dicho entorno.

Mi infancia fue, entre otras cosas, feliz, y recuerdo que cada temporada vacacional, ya sea semana santa o verano, navideña o “puentes”, mi familia y yo pasábamos varios días en el pueblo natal de mi mamá, qué digo pueblo… ¡ranchería!, enclavada en un cerro olvidado en donde a penas si había servicios básicos, y pese a esas carencias, me encantaba ir.

Luego crecí, porque eso es inevitable, y el gusto por dicho lugar con nombre de fruta (o animal… como usted lo prefiera, pues el poblado con a penas 2 calles se denomina “El Zapote”, un amigo le dice “El Eructote”) se desvaneció, pero no paulatinamente, fue raro, un día simplemente me aburrió y no quise ir nunca más, aunque ahora lo hago esporádicamente, pase una temporada bastante larga, de unos 4 o 5 años sin haber ido, temporada que termino hasta hace muy poco.

¿Por qué?, adoro las ciudades, no vivo en una muy grande, pero Toluca ya es un caos total, hay tráfico a todas horas, plantones en el zócalo todas las semanas, incluso uno que otro evento considerable. Además, por gracia divina, he visitado otros orbes de este planeta y me fascinan.

Sí, tal vez huelen mal, la música del transporte público no es del gusto de todos, la gente siempre está corriendo. Y es ahí donde radica su extraño encanto.

En la indiferencia, acto colectivo casi instintivo, cada quien tiene sus propios problemas y corren como si de verdad tuvieran un lugar al cual ir, los edificios dan sombra pero nos hacen ver lo minúsculos que somos; cuando llueve… como hoy, las calles huelen a pavimento mojado y el agua se encharca y tienes que sortear tales obstáculos.

Cuando era usuaria del transporte colectivo, bruto y atrabancado, me encantaba ver por la ventana a los peatones, autos, a los otros autobuses que seguramente estaban “echando carreritas” y muy probablemente el camión en el que yo iba estaba involucrado; nadie niega que los primeros dos trabajos de Coldplay son hermosos… uno de mis recuerdos más presentes en referencia a lo que estoy diciendo tiene que ver con el segundo trabajo discográfico de los ingleses, iba yo en preparatoria, la orgullosa prepa 3, pero no era una estudiante modelo, era bastante mala para las matemáticas, así que tenía que ir a clases de regularización, un día que acudí a dichas clases, un aguacero memorable inundó algunas de las principales calles del primer cuadro de la ciudad, era un verdadero caos, en esa época no había tales cosas como iPods, yo usaba un discman que aun conservo y en el corría “A Rush of Blood to the Head”, la combinación de ambiente y música era perfecta, inimaginable en otro medio.

Cuando obtuve una de esas cositas tan útiles llamada iPod, la cosa no varió, me encerraba en mi mundo gracias a un par de audífonos y sólo veía, musicalizaba el caos vial, el sol quemante de medio día, los chóferes panzones, las lluvias torrenciales, el humo de escapes mal afinados, el frío de las 7 de la mañana en invierno, mis prisas por llegar a la escuela y mi ruego de que no hubiese un plantón más que obstruyese la circulación.

Después la vida me sonrió, a mis manos cayó un volante y junto con el 4 ruedas, un motor y una carrocería, mi mundo ahora es una cápsula color ceniza, un automóvil al que amo con locura, pero ya no tenía iPod… me deshice de él por algo tan grande y tan absurdo como es el amor, sobreviví varios meses con cedés, luego, compré un iPod nuevo y lo adapto al sistema de sonido del auto. Ya no observo a los peatones, ahora les grito improperios porque se cruzan donde no es esquina, no observo a los conductores, les hago señas obscenas porque se me cierran, pero igual disfruto la lluvia que me hace conducir más despacio, o las idas a un lugar casi sagrado para mi, después de media noche paso y quiero asegurarme que él está bien… y todo eso, sí, con música.

Todas esas cosas tan vanas, pero que disfruto como ustedes no tienen una idea, no serían posibles en otro medio.

Toronto, foto tomada por mi

btemplates

4 comments:

César Ruiz Gonzalez said...

Chido, chido es todo lo ke puedo decir miss Clayton; fue como mirarme al espejo y ver a otra persona.

: : : : Vehiculo underground : : : : said...

... Toluca es chido, apenas hace un año regrese de Cuernavaca, despues de un buen tiempo... algo tiene esta ciudad... me encontre tu blog (ya de los imperdibles) en el del buen Gas... en definitiva hay talento a las faldas del Nevado je... ya tenía rato buscando el de Arnalds... gracias...

rogelio garza said...

Las ciudades, si, las odias y las amas.
Toluca, sí, la conozco porque la mitad de mi familia vive allá. Nunca me ha gustado, es una ciudad poco funcional que nunca dejó de ser pueblo. Y el clima es para ponerse a llorar.
Toronto es chida ciudad. Me mata toda la provincia de Quebec con su Río San Lorenzo, pero Montreal es La Ciudad de ciudades, y Quebec (la ciudad) es un pueblote francés enclavado en Norteamérica...
Del iPod... bueno, mejor así lo dejamos.

Qué buen post!
Saludoxxx

Neemah said...

Thank you for being youu